He leído en redes y una que otra portada de noticias sobre cómo hay personas inconformes que una actriz negra interpretará a la profesora Ho...

Una industria cinematográfica más inclusiva


He leído en redes y una que otra portada de noticias sobre cómo hay personas inconformes que una actriz negra interpretará a la profesora Honey (Miss Honey) en la adaptación musical de la película de 1996, Matilda, en vez de una mujer blanca —como en la cinta original—, y también por la aparición de una familia homoparental en la nueva película animada de Disney Pixar, Lightyear.

A raíz de esta diminuta —y en mi opinión ridícula— discusión entre internautas, me puse a analizar sobre como muchas películas y animaciones han promovido por décadas la pedofilia, la violencia, la discriminación racial, religiosa, la xenofobia y la pornografía (e incluso en programas -13), pasándose por desapercibido por muchos, quienes quizás hoy tienen mucho que decir respecto a las mencionadas producciones.

Lo cierto es que la industria cinematográfica está yendo cada vez más por el camino de la inclusividad, donde ahora todos puedan sentirse representados o identificados, independientemente de su edad, sexo, condición física o discapacidad, religión, origen étnico, identidad u orientación sexual, nacionalidad o cultura. Una producción real, con contenidos referente a lo que realmente es el mundo en la que vivimos.

Cada persona tiene derecho de ver lo que quiere en la televisión o en las plataformas de streaming, al igual que los papas tiene la autoridad de decidir que mira o no sus hijos hasta que ellos lleguen a cierta edad, dónde tengan criterio propio y puedan tomar sus propias decisiones.

En lo personal, aplaudo la iniciativa de muchas industrias y plataformas de querer hacer visible los sectores, las expresiones, culturas y personas que históricamente siempre han sido excluidos —no solo en la gran pantalla, sino en nuestra sociedad—, igual por querer fomentar el respeto y la tolerancia.

Necesitamos siempre de contenidos que se asemejan a la realidad y no de un cierto sector, sino de todos. La televisión educa e inspira.