La sociedad señala, crítica, destruye y justifica. En la política, los políticos señalan a otros como ladrones, farsantes, posicionándose a ellos mismos en el trono de la razón y perfección, pero ellos, lo que dicen, solo va o convence a cierta parte de la sociedad. En las religiones, muchos profesan al altísimo según su conveniencia, otros justifican, otros señalan, critican, condenan y bajan la moral de las personas; dividen al mundo, buscan ganar la razón a través de una guerra de señalamiento y comparación.
La sociedad es así, la gente es así. El mundo suele ser ajustado a una estructura jerarquizada o piramental, en donde las personas no eligen como vivir a pesar de hacer el bien, sino desde antes de su nacimiento ya son encomendados a ciertas obligaciones, forma de vivir, cosas que hacer y por su puesto de no hacer.
Cada ser humano tiene una esencia única, un don de la vida que muchas veces no puede ser aprovechada por los patrones pragmáticos que nos siguen.
No es bueno señalar, criticar, manipular, mucho menos ajustar las cosas a nuestra conveniencia. Hablamos de paz, pero en nuestro círculo social fomentamos diferencias, divisiones por la diversidad de conocimiento, opiniones y ser.
Somos todos hijos de un solo suelo, ¿por qué no vivir bien entonces?, hay que aceptar que el mundo es diverso, pero eso es lo que nos hace tan rico e impresionante. Saber vivir bien con los demás a pesar de las diferencias es la clave para alcanzar la paz. No imponer, juzgar, señalar... lo único que no debe ser permitido son todos aquellos actos antihumanos y que perjudica a los demás.
La historia, las culturas nos dejan lecciones importantes, pero muchas veces ignoramos el mensaje que nos traen y únicamente nos fijamos en los colores o expresiones a simple vista.
Al fin y al cabo, este no es un post para criticar a políticos, partidos o religión. Si no una reflexión sobre que estamos haciendo desde cada uno de los espacios y círculos sociales, y como puede perjudicar o generar algo positivo.